En más de una ocasión me lo han preguntado y hemos contado muchas veces cómo empezamos.
Pero he de decir que nunca he tenido claro lo que se me pasó por la cabeza cuando emprendí.
Este mes de junio se han cumplido 8 años desde que tomé la decisión de crear mi propio negocio.
Había estado en un periódico, 9 meses de prácticas, y no me gustó nada que otros decidiesen quien tenía la voz que yo tenía que cubrir.
No eran personas que se mereciesen la tinta que gastaba de mi boli.
Tuve la oportunidad de quedarme allí, con un sueldo fijo y empezar a ser independiente. Lo de independiente lo cumplí, pero sin un sueldo fijo.
Tuve la oportunidad de volver a Vizcaya, vivir un poco más de mis padres y buscar otro trabajo con sueldo fijo, pero preferí quedarme en Cuenca y sufrir sus fríos inviernos
Esperé tres meses hasta que ese primer emprendimiento comenzase a generar ingresos, pero al final lo conseguí. Tanto que llegó el momento en el que Miguel tuvo que unirse a mí.
A día de hoy, tras esos 8 años no hemos llegado a facturar 1 millón de euros.
Tampoco tenemos miles de seguidores en redes.
Ni hemos dado charlas en grandes eventos.
Pero me levanto a las 8 de la mañana (algunas diréis que es tarde, otras que es pronto), salgo a correr con Jack a un camino rural de tierra que está justo detrás de nuestra casa, después nos encontramos con Miguel y Kira por el camino y volvemos juntos a casa.
Ducha, desayunar juntos, vestirse, poner las tortugas en el patio con en su piscina con agua, hacer la cama, recoger la cocina, poner una lavadora, el lavavajillas…
Para cuando subimos a la oficina son las 10 de la mañana.
La hora perfecta. Las redacciones empiezan a llenarse de periodistas sobre esa hora.
Pero no solo eso.
También elegimos con quien trabajamos, decidimos si necesitamos unos días de descanso o simplemente bajar el ritmo, y si nos apetece tomarnos un día libre entre semana, nos organizamos y lo hacemos, porque no tenemos que pedirle permiso a nadie.
¿Emprendí por esto? Que va. Si me llegan a decir ese día que en 8 años iba a tener esta libertad y la vida que tengo, no me lo habría creído.
Pero a día de hoy si te puedo decir que sigo siendo mi propia jefa por la libertad, calidad de vida y poder vivir donde y como me da la gana (aunque el precio de la gasolina no nos lo ponga nada fácil).
Puedo decir que soy afortunada.
Y sé que tú también te sientes así.
Hay días malos pero, aunque sean pocos y nos centremos mucho en ellos por ser unas cecinas, los buenos lo compensan todo.
Cuando alguna de nuestras clientas nos dice que está nerviosa por una entrevista que le van a hacer, o que no sabría cómo expresarse ante un periodista, siempre les decimos lo mismo: “Se tu misma. Te han elegido porque les gusta tu visión, no pienses en cómo explicaría esto la gran referente en el tema. En estos momentos la referente eres tú”.
Me siento afortunada cuando leo esas entrevistas, cuando las escucho en la radio, cuando leo sus opiniones en digitales… Soy afortunada por tenerlas.
Pues lo dicho, sintámonos afortunadas y no nos centremos en llegar a la estela de nadie. Todo lo que hemos conseguido hasta ahora ya es un gran éxito.
Continúa siendo tu misma.
¿Me cuentas por qué emprendiste?