Spoiler: Finalmente no fue nuestra clienta

Hace unos días nos escribió vía email una posible clienta.
En su email, nos preguntaba por el precio de crearle un listado de contactos de periodistas, una agenda de prensa.

Me llamó la atención esa petición.
Como digo en el titular, finalmente no fue nuestra clienta.
¿Por qué?

Pues después de esa petición investigué y vi que algunas compañeras y compañeros de profesión sí que hacen ese tipo de servicios, crear una lista de contactos para sus clientes.

Durante unos días me lo pensé.
Le di vueltas a esa petición.
Pero finalmente dijimos que no.

Cuando un periodista nos da su contacto es porque nos hemos ganado su confianza.
Muchas veces aparecen en las webs de los medios de comunicación, pero esos son solo contactos de correo que después ellos pueden o no utilizar en su día a día. Muchas veces los redirigen a su Gmail personales, y cuando terminan dándote su email da la casualidad que te proporcionan un email de Gmail.

Lo que decía, nos ganamos su confianza y ellos nos dan sus emails.
Entonces, ¿está bien que yo mine esa confianza para vendérsela a una clienta?
Ya no se trata solo de pasarme la protección de datos por donde me venga en gana, se trata de proteger esa confianza que los y las periodistas aportan en nosotros como agencia.

Por otra parte, podría crearle a esa posible clienta una lista de contactos usando esos emails que antes decía que salen en las webs de los medios, pero ¿es ético cobrar por ese contacto que tu misma sabes que quizás ni se use?

Como ya sabes, nosotros decidimos no aportar ese servicio.

Me gustaría que me dieses tu opinión sobre el este tema.
La verdad es que cada uno tendrá la suya.

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